Aunque no lo crean, comimos de la basura…
El primer viaje que hicimos juntos fue a Europa. Partimos con nuestras maletas sin grandes expectativas pero con muchas ganas de vivir el viaje a concho. Habíamos aplicado a la visa working holiday en Dinamarca, pero partimos sin tener una respuesta. Cuando finalmente nos otorgaron la visa, nos encontramos con algunas dificultades, como que era difícil encontrar alojamientos, que los contratos de arriendo exigían 6 meses, cuando sólo se podía trabajar 3 meses con el mismo empleador, por lo que nos empezamos a asustar con que se nos iba a ir el presupuesto de las manos.
Para alivianar un poco el stress, a través de helpx.net, contactamos a una familia que nos alojaría por dos semanas, a cambio de que hiciéramos algo de trabajo en la casa. Una semana antes de llegar la dueña de casa nos mandó un correo en que nos decía que se iban a ir de vacaciones así que, que nos quedaríamos solos en esa casa. A nosotros nos pareció exageradamente confiada, pero aceptamos la experiencia. Al llegar a Dinamarca, después de buscar algo de información que buscamos respecto a las costumbres danesas, pensamos que llegaríamos a una familia muy estructurada, en que íbamos a ser los bichos raros por venir de un país subdesarrollado.
Al llegar, había muchas cosas que nos causaban gracia. Había un bebé, al cual se le daban muchas libertades debido a la formación de su madre, quién era una parvularia admiradora del método waldorf, por lo que parecía que a veces, eran demasiadas las libertades. El trabajo era básicamente limpiar, lo cual era necesario ya que normalmente vivían 4 niños, y los fines de semana llegaban hasta 7.
Al cabo de unos días, un día a eso de las 9pm se nos acerca la dueña de casa, y nos dice si podíamos acompañarla a hacer dumpster diving en unas pocas horas más. Yo había escuchado ese término anteriormente, pero no entendía exactamente cómo funcionaba. Gery, sin entender mucho, me preguntaba qué era lo que ibamos a hacer, con lo cual yo me hacía el tonto. Ella nos pasó unos guantes, unas bolsas grandes, y salimos a escondidas de la casa. Gery me preguntaba si iríamos a robar un banco o algo así, pero yo sólo sonreía.
Nos subimos al auto, que era una furgoneta volkswagen azul, con vidrios polarizados y partimos rumbo a unos supermercados. En el auto, ella nos explicaba que hacían esta práctica hace algunos años, que lo hacían porque de esa manera podían vivir mejor, y que si estaban ahí, por qué no.
Nosotros aún sin entender muy bien, sólo seguíamos ahí, sentados con nuestros guantes y sacos, esperando al momento de entender más.
Luego de unos 20 minutos, llegamos por fin. Era un supermercado, cerrado por la hora y nos estacionamos en la parte de atrás. Nos bajamos y nos fuimos camino a los basureros. Al abrirlos, me sorprendió que todas las cosas estaban empacadas, muchas de ellas, como la fruta, en bolsas con una o dos algo maduras, mientras el resto en perfectas condiciones. No había malos olores, y todo se veía bastante ordenado dentro de todo. Ella nos explicaba que los supermercados tienen que pagar un impuesto por kg de basura, por lo que éstos buscan la manera de hacer que los desechos no se convirtieran en algo asqueroso, para que gente u organizaciones puedan tomar lo que necesiten. Tomamos grandes cantidades de pan, todavía en buen estado (para alimentar a las gallinas que tenían), tomamos algo de fruta, tocino, papas, cebollas, zanahorias, incluso unas cervezas que estaban a punto de vencer, entre otras cosas que ya no recuerdo. Terminé adentro del contenedor tratando de alcanzar las cosas que estaban más abajo.

Volvimos a casa, y muy silenciosos, entramos, lavamos las cosas con agua y jabón, y las dejamos en distintos estantes que tenían para guardar las cosas. Los siguientes días, seguíamos comiendo, pero ahora sabíamos de dónde venían las cosas, en su mayoría en buen estado.
Esto nos hizo reflexionar acerca de lo que pasa en nuestros países, donde las condiciones son mucho peores que las que existen en Dinamarca, con sueldos mucho menores, dónde no hay apoyo del estado en educación y salud (en la mayor parte de ellos), y que los supermercados tiran grandes cantidades de alimentos diariamente sin que se puedan aprovechar. Así, nos cuestionamos nuestros prejuicios, así sin darnos cuenta, estábamos comiendo de la basura. Y saben qué, no fue tan terrible como creíamos que sería, de hecho, hasta tenía sentido.